Corazón de alminar y piel clasicista, la torre conserva en su interior el alminar construido por Abderramán III, recubierto por la coraza del diseño clasicista de Hernán Ruiz III.
Eso sí, hay que estar en forma, ya que la subida por la estrecha escalera equivale a una altura de 12 plantas. Pero sin duda merece la pena.